martes, 11 de agosto de 2015

10 días en Fez y el Atlas Medio (15): regreso a Fez y fin de viaje

Salí a las 7,30 de Imilichgil por la carretera de Er Rich. No fue demasiado dificultosa aunque sí larga. Me llevó en total 3 horas y media de Imilchil a Er Rich y de allí hasta Fez pasando por Timahdite, Azrou, Ifrane e Immouger.  De camino pude sacar dinero del Banco de Crédito Agrícola con la visa electron porque me estaba quedando sin dinero. A las 17.00 ya estaba de vuelta en Fez.



De nuevo al Hotel Jnane Sbile y me fui a cenar a una pizzería a la Ville Nouvelle para desquitarme de tanto kefta.

Al día siguiente tomaba el tren a Casablanca. El taxi (con contador) a la Gare me costó 10,40 dirhams y este taxista se llevó propina por honrado. Llegué a Casablanca a las 19,10. Me alejé de la estación Casa Voyageurs para buscar taxi evitando sablistas y pillé otro taxista honrado que me puso el contador hasta el Hotel Manzil (7,40 dirham) y también se llevó propina.

El Hotel Manzil está muy bien por dentro, muy funcional pero la zona está muy próxima al puerto de Casablanca y las calles de alrededores están muy sucias. La zona queda un poco a desmano y solo hay una pizzeria cercana.

Como conclusiones de este segundo viaje a Marruecos, a la zona de Fez y Atlas Medio:

Esta estancia fue bastante distinta a la de 2008. En aquella ocasión mi preocupación era cumplir el programa y me sentía algo insegura y un poco agobiada conduciendo. Esta vez fue todo muy fácil y muy rodado. Pero claro, después de haber conducido en Sicilia, cualquier lugar del mundo me parecería pan comido. Doy fe de que conducir en Sicilia es peor que en cualquier país del Magreb u Oriente Medio. Mi segundo puesto en el ranking de conducción cafre sería Georgia.

La zona del Atlas Medio (Azrou, Ifrane, la ruta de los lagos, bosques de cedros..) es una maravilla, una de las zonas más bonitas y relajadas de Marruecos y muy poco explotada por turismo masivo. Aprovechen y disfrútenla.

Me gustó el reencuentro con la medina de Fez el Bali que en 2008 me pareció inabarcable y mastodóntica, con la sensación de que se me venía encima una mole. No sentí en esta ocasión tanta presión de guías no oficiales y pesados en la medina. Y lo más importante, esta vez conseguí conectar espacialmente con la laberíntica medina, sabiendo que, en cualquier caso, si me pierdo, acabaré saliendo siempre al mismo punto de partida.  

Hace 3 años en Estambul descubrí un "insight" a tener en cuenta en los viajes por Magreb y Oriente Medio: el tiempo es en espiral. Una amiga que hizo un viaje a Marruecos, curiosamente, comentaba la misma impresión con otras palabras: nada tiene fin y todo se va enlazando en un caos infinito que da un poco de vértigo, una sensación agotadora e intensa. Es inútil intentar hacer un plan lineal en el tiempo entendido como una dimensión recta, secuencial e irreversible. No lo intenten o se volverán locos o, en el mejor de los casos, terminarán extenuados.



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