martes, 23 de octubre de 2012

18 días en Camboya (16): Pursat (II): el último tren de bambú

El tren de bambú o lorry no es más que una tabla de madera acoplada sobre unas ruedas y propulsada con un motor de lancha con la que se hacen recorridos por una vía de tren por la que no circulan trenes, obviamente. Sirve tanto de transporte de personas como de mercancías, motos, animales y se convirtió en un medio de transporte muy popular en Camboya por su bajo coste en los años 80 tras la caída del régimen de los Jemeres Rojos, en un país asolado y sin infraestructuras de transporte.

En las vías a veces vienen dos trenes de bambú de frente y el que lleva menos peso tiene que parar, desmontar la plataforma para dejar paso y cuando ha pasado el otro tren, volverlo a armar, como en esta escena en la que tuvimos que parar a dejar pasar a un tren con vacas. 



Foto: tren de bambú (Pursat)
Autora: Marta Leonor Vidal García
  
Sin horarios predeterminados, sale cuando se llena y es un medio de transporte en extinción. Ya extinto como tal en Battambang donde solo se utiliza para pasear turistas. En el año 2011 aún sobrevivía como una reliquia en Pursat aunque con los días contados. Y no me quise perder la experiencia de viajar en este original medio de transporte, sin seguro de viajero ni de responsabilidad civil.


 

Foto: paisajes desde el tren de bambú (Pursat)
Autora: Marta Leonor Vidal García

Noelia me había recomendado que hiciera el tren de bambú en Pursat además de porque es todavía un tren todavía en funcionamiento donde viajas con camboyanos que que los utilizan para ir a trabajar y desplazarse sino también porque tiene mucho mejores vistas  que el de Battambang.



Foto: tren de bambú (Pursat)
Autora: Marta Leonor Vidal García

Me cobraron 10 $ por el recorrido completo de ida a la ultima parada y vuelta a Pursat que me llevo 4 horas y media en total. En Pursat estuve esperando bastante hasta que se llenó el tren. Hasta las 11.00 no salió el tren de bambú, lleno de gente, con motos, cajas, sacos, botellas...y una guiri a bordo. Los laterales de la plataforma no son una buena zona para sentarse. Te llevas todos los golpes de las ramas del camino, lleno de árboles. Me atacaron unos saltamontes que más bien parecían langostas, arañas, bichejos varios…


Foto: tren de bambú (Pursat)
Autora: Marta Leonor Vidal García



Creo que el mayor "show" fue llevarme a mi a bordo y hubiera justificado que les cobraran un extra a los pasajeros, que estaban la mar de entretenidos observando al bicho raro que les acompañaba en el trayecto. Mi exceso de altura y mi piel bronceada en aquel momento no encajan en los parámetros estéticos camboyanos. El bronceado, asociado a trabajos en el campo, es algo inconcebible en las mujeres camboyanas, que van en verano con una especie de pijamas de manga larga de tejido brillante y estampados florales horrorosos, más sombrero o visera y tapabocas las más exageradas. Una señora camboyana en el tren me miraba con lástima la cara y los brazos, tocándome la piel de la frente con cara de espanto, señalando al sol y preguntándome en khmer por qué no me cubría con un sombrero y un pijama  como el suyo.


Foto: tren de bambú (Pursat)
Autora: Marta Leonor Vidal García


La ida son más de 2 horas contando paradas a cargar gente y varios desmontajes del tren al cruzarse por el camino con otro. Al final del trayecto se llega a un pueblo con un puente y un montón de motos esperando cargar pasajeros. Creo que a unos chicos de un blog que leí y que se quedaron en la parada luego les pedían 25 $ por llevarlos de vuelta a Pursat en las motos.


Foto: tren de bambú (Pursat)
Autora: Marta Leonor Vidal García


Yo me volví a Pursat en el mismo tren y cuando llevábamos media horita escasa de trayecto, empezó mi pesadilla viajera: el diluvio. Me empapé totalmente los pantalones (unos pantalones tipo turco que había comprado en Angkor porque me parecía cómodo el tejido), que empezaron a desteñir riadas de tinta azul que mojaban la plataforma del tren. Mis piernas se quedaron literalmente teñidas de azul cobalto como las paredes de la casa de Frida Kahlo. Luego al llegar a Pursat al hotel descubriría para mi desesperación que no conseguía quitarme el color azul ni con jabón.Y un par de días anduve con medio cuerpo con una ligera sombra azul como de pitufo desteñido.

No sé si los que vayan ahora tendrán todavía la oportunidad de hacer este recorrido en el tren de bambú que hice en octubre de 2011 pues la idea es que el último tren de bambú deje de funcionar tal como ya ha sucedido en Battambang. Mientras siga, a disfrutarlo.




Fotos: paisajes desde el tren de bambú (Pursat)
Autora: Marta Leonor Vidal García



4 comentarios:

  1. En junio de este año yo estuve en el tren de bambú de Battambang y en la actualidad se ha convertido en una atracción turística. No vimos a ningún camboyano utilizándolo. De todas formas nos lo pasamos muy bién.

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    1. Hola

      En Battambang no pudiste ver a ningún camboyano utilizándolo porque solo funciona como atracción turística. Como medio de transporte solo se usa en Pursat. Fueron 4 horas y media en total.

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  2. Jajjaaj Martaaaa!!! Lo del pitufo desteñido no tiene desperdicio!! Qué graciosa eres contando anécdotas viajeras... aunque claro, debo decir que con el clima no tienes mucha suerte!!! jajajaja...

    Ramón, el tren de bambú de Battambang es atracción turística desde hace ya unos añitos... como bien explica Marta ahora sólo es en Pursat donde se utiliza todavía para sus funciones originales.
    Un saludo!

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    1. Ay Noelia, lo mio con la lluvia es atracción fatal. Me persigue en los viajes. Las riadas de tinta cayendo por el tren fueron espectaculares. Una señora que iba a mi lado se partía de risa. Me tuve que dar (no te rías) con una lima para los talones de los pies para quitar el color azul de las piernas porque no se iba con jabón ni agua caliente. Y en cuanto a la experiencia del viaje, pues mismamente como aquella película muda de Buster Keaton "El maquinista de la General", ja,ja,ja..

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