miércoles, 26 de agosto de 2015

Norte de Marruecos (4): Rabat: la Kasbah de los Udayas

El nombre de la ciudad de Rabat procede de Ribat al-Fath (‘ribat de la conquista’). Ribat significa recinto fortificado para guerreros. 

La Kasbah de los Udayas se encuentra en un promontorio que domina la entrada del puerto. Su nombre procede de una tribu árabe de talante belicoso, que se estableció en la zona a principios del siglo XIII y dio bastante guerra a los soberanos con revueltas y sublevaciones hasta que hartos de ellos, los desterraron dispersándolos por el país.



Foto: Puerta de la Kasba de los Udaya
Autora: Marta Leonor Vidal García

La puerta almohade de la Kasbah construida en 1195 está edificada en piedra de ocre rojiza y con una profusa decoración en motivos florales y caligrafía cúfica. En el interior hay una sala de exposiciones.





Foto: Puerta de la Kasbah de los Udaya
Autora: Marta Leonor Vidal García

La Kasbah se despobló tras la muerte de Yaqub al-Mansur (595 / 1199) y no fue hasta el siglo XVII cuando volvió a resurgir gracias a la llegada masiva de miles de moriscos expulsados de España que durante medio siglo montaron una especie de “república autónoma”, conocida como refugio de la piratería.






Foto: Kasbah de los Udaya
Autora: Marta Leonor Vidal García

La Kasbah conserva ese toque de refugio pirata en algunas construcciones, como la llamada torre de los Corsarios, una fortificación portuguesa añadida en el s. XVIII, cuyos cañones apuntaban al río y a Salé. Se llega a ella al final de la calle principal donde está la Mezquita, accediendo a una explanada conocida como Plataforma del semáforo.










Fotos: Torre de los corsarios
Autora: Marta Leonor Vidal García

El barrio de la Kasbah, un laberinto de callejuelas con sus casitas de fachada azul y blanca recuerda a muchos barrios marineros de España. Es agradable pasear por sus callejuelas y sentarse en los jardines andaluces junto al Cafe Maure.


Foto:  Rue Bazo
Autora: Marta Leonor Vidal García

Tras un merecido té con menta y un dulce en la terraza del Cafe Maure, al lado de los jardines andaluces y con una estupenda terraza con vistas al mar, volví a por mi coche, aparcado cerca de Bab Oudaia y puse rumbo a Larache. En la autopista pagué dos peajes, de 12 y 36 MAD.

A la llegada a Larache donde me pilló una procesión de jinetes a caballo pegando tiros con rifles en la calle principal (no me pregunten de qué festividad se trataba, pero tenía pinta de ser una celebración de las importantes) que me tuvieron retenida más de una hora sin poder acceder al centro.

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