(esta entrada fue publicada en archipielagonoticias el 10 de mayo de 2009)
Llevo meses en parada técnica en este espacio y se debe a que me siento desde hace tiempo absolutamente incapaz de digerir información o noticias, más incapaz aún de formarme una opinión sobre prácticamente ningún tema de actualidad y todavía más incapaz de transmitirla. En la cabeza se me mezcla un bombardeo de titulares de escándalos de corrupción, tramas de espionajes, crisis bancarias..donde lo confundo todo. Me preocupa porque soy consciente de que vivo desconectada de la realidad y no me entero de nada, pero no puedo evitarlo. La sobredosis de información alarmista y de escándalos varios ha terminado por anestesiarme dejándome sumida en una especie de estado letárgico o de poltronería mental, del que sólo he empezado a despertarme en las últimas semanas sacudida por la convulsión informativa del dichoso tema de la gripe.
La crisis sanitaria internacional a cuenta del virus de la gripe porcina, más técnicamente gripe A/H1N1, ha desatado una ola de pánico propia de un guión de película apocalíptica que me traía recuerdos de pandemias y epizootias varias de la última década. Me viene a la memoria el pánico a los filetes cuando la encefalopatía espongiforme bovina ("vacas locas"), las iras de la industria del bovino tras el gaffe de las recetas de los huesos del caldo de Celia Villalobos y el Ministro de Agricultura de entonces, Arias Cañete, contrarrestando el tema a base de atracones de chuletas delante de las cámaras; la rumorología catastrofista sin ninguna base que se disparó en su día con los supuestos virus letales de ébola y terribles enfermedades tropicales que podían traer los subsaharianos que llegaban en las pateras; la psicosis de la gripe aviar, que puso en cuarentena a los pobres patos del Retiro y provocó crisis de histeria y colapsos de urgencias en una versión remasterizada del “peligro amarillo” cuando tosía un chino en una guagua y la gente casi llamaba a los GEOs…
Viñeta de "El País" de 07.05.2009
Ahora nos inunda un tsunami de pánico en los medios de comunicación por la dichosa influenza A/H1N1, con alusiones a la gripe española de 1918, despliegue de prospectiva catastrofista sobre globalización de la epidemia, escenarios de cierres de fronteras, cuarentenas.. que lo único que ha conseguido, además de dar un golpe al turismo de México del que tardará mucho tiempo en recuperarse, es disparar las ventas de mascarillas y guantes y abrir suculentas perspectivas de negocio a la industria farmacéutica.
Nadie se plantea que para coger una enfermedad infecciosa no hace falta ni salir de viaje. Que la gripe en general es muy contagiosa ya lo sabemos pero eso no significa que sea necesariamente mortal. De gripe común la Organización Mundial de la Salud ofrece datos de una mortalidad anual de entre medio millón y un millón de personas, teniendo en cuenta que esta enfermedad subyace en otras defunciones, como las causadas por las neumonías. En España, el Instituto Nacional de Estadística registró como directamente atribuibles a la gripe 74 defunciones, pero se calcula que influye en unos 3.000 fallecimientos al año, al agravar otras enfermedades.
Cuando el tema saltó a los medios me desconcertaba que no se fuera a las causas de fondo del asunto y a la pregunta clave de por qué inicialmente se moría la gente en México y no en otros países. Las autoridades sanitarias de México confirman que casi el 90% de los 45 fallecidos hasta el momento en México por la gripe no fueron debidamente diagnosticados ni tratados contra la enfermedad, porque desarrollaron los síntomas antes de que se conociera la existencia del virus. A ello se añade que muchos de los afectados acudieron tarde al médico ya con cuadros de neumonía y otras complicaciones porque ir al médico por una gripe en México es algo que cuesta dinero y no está al alcance de toda de la población, salvo para los que disponen de seguro médico privado. Los que carecen de recursos económicos no van al médico por una simple gripe, la pasan en casa como pueden o se automedican. Hay un problema subyacente de carencias de su sistema sanitario sobre el que se ha preferido correr un tupido velo.
Fuera de México los escasos casos de fallecimiento (4 hasta hoy) parece que han sido de pacientes con complicaciones por patologías previas, como sucede todos los años con la gripe común.
En España, de los 95 afectados confirmados la mayoría han pasado un cuadro más bien leve y no hay a fecha de hoy ningún paciente hospitalizado por el virus.
¿Hay tanto motivo de alarma? Sin quitarle al asunto la importancia que tiene, a mi todo este tema me ha transmitido una impresión como de sobreexplotación informativa que siempre ayuda a olvidar otras pandemias de plena actualidad, como la crisis económica, con records históricos en el primer trimestre del año de morosidad bancaria y de insolvencia de empresas en concurso de acreedores, hundimiento del empleo autónomo y las Pyme, una tasa de paro que ya va por un 17,4% y con previsiones de superar el 20% en 2010, si se cumplen las previsiones de la Unión Europea y esos datos parece que no alarman a nadie.
En fin, que me da mucha tranquilidad que la epidemia mediática del virus H1N1 ya se vaya estabilizando, porque yo ni me atrevía a acercarme a cenar a un mexicano por el riesgo de que estornudaran unos mariachis y acabáramos todos allí encerrados en declaración de aislamiento cuarentenal sin poder salir, como en “El Angel Exterminador” de Buñuel.