martes, 12 de enero de 2010

Y de nuevo por Damasco, la "Ciudad Eterna"

(esta entrada fue publicada en archipielagonoticias el 07 de julio de 2009 dentro de una serie dedicada a Damasco)

La ciudad habitada más antigua del mundo, la “ciudad eterna”, de la que decía Mark Twain que ningún acontecimiento destacable había sucedido en el mundo sin que Damasco lo registrara, se abre al visitante como un puzzle de rincones por descubrir.


Damasco invita a pasear de día y de noche por la Ciudad Antigua cuando la iluminación cambia de color el Templo Júpiter y la Mezquita Omeya, a dedicar unas cuantas horas a la excelente colección de piezas de su Museo Nacional, a tomar un helado de pistacho en "Bekdach", a darse una vuelta por el zoco Al Hamidiyya, a recorrer el patio de la Mezquita Omeya y apreciar la belleza de su construcción, a perderse por la calle Recta y sus callejuelas perpendiculares y visitar sus karavasares, mansiones antiguas y el palacio Azem, a recorrer el Barrio Cristiano, sus tiendas de antigüedades, a sentarse al caer la tarde en el Cafe Al Nawfara a escuchar al cuentacuentos, a fumarse un narguileh en Beit Jabri siempre concurrido de gente jugando al "blackgammon".



Foto: Mezquita Omeya

Autora: Marta Leonor Vidal García

Damasco es una de esas ciudades con las que congenié desde el primer momento en mi primer viaje a Siria en 2005 y supe que volvería varias veces, como a Estambul.



Foto: Minarete de la Mezquita Omeya

Autora: Marta Leonor Vidal García

De la anterior visita a Damasco en diciembre de 2005 en un viaje por Siria dejé en LosViajeros un recuerdo de mis paseos “Paseando por Damasco: antiguas casas damascenas” y una galería de fotos de Siria



Foto: Palacio Azem

Autora: Marta Leonor Vidal García

Recordaba Damasco como un destino todavía con poco turismo, donde se podía pasear con tranquilidad por sus calles sin la persecución del "bakshish", sin el agobio de reclamos de vendedores, donde se encontraba artesanía y artículos de calidad y se podía comprar a precios bastante razonables, sin sufrir excesivo estrés ni regateo salvaje. La gente me pareció un poco más distante o quizás más reservada que en otros países y muy respetuosa con el visitante.



Foto: Ciudadela

Autora: Marta Leonor Vidal García

Después de casi 4 años desde la última visita es visible un importante crecimiento del turismo organizado y del turismo español en particular, que se está empezando a notar en precios más altos, vendedores mucho más desenvueltos al estilo egipcio que ya empiezan a llamarte en español para entrar a las tiendas y se percibe en general que Siria está poniéndose de moda, de lo cual me alegro por una parte, pues es uno de los países de la zona que siempre me ha parecido que más valía la pena, pero por otra temo que el turismo masivo acabe a corto plazo extendiendo esa atmósfera cargante de grupos de autocares, sobreprecios y agobios de compras compulsivas que se respira en otros destinos cercanos. Hasta que eso suceda todavía tienen tiempo de visitarla: Portal oficial de turismo de Siria.

Dejo dos recomendaciones de hoteles céntricos en Damasco en precio medio:

AL MADINAH HOTEL
Victoria Bridge-Behind the Electric Ministry
Tel: 22 10 024- 22 19 375
Fax: 24 53 817

HOTEL EUROPE
Tel: + 963 11 2240040 - + 963 11 2240041 - + 963 11 2213736
Fax: + 963 11 2235668

Me gusta repetir lugares, personas y libros que me gustan y en Damasco tengo pendiente una tercera visita "monográfica" donde pueda dedicarle una estancia de una semana. De momento esta vez me tuve que conformar sólo con un día y medio a la ida y vuelta de un viaje a Líbano, que intenté amortizar como pude.

La noche de la llegada, visita al Café Beit Jabri a una cena ligera y una shisha.



 
Foto: Café Beit Jabri

Autora: Marta Leonor Vidal García

Luego un paseo nocturno por la zona de la Mezquita Omeya y el Templo de Júpiter.



Foto: Templo de Júpiter

Autora: Marta Leonor Vidal García

Al día siguiente por la mañana empieza el maratón para amortizar 6 horas al máximo. Después de atravesar Takiyya as-Süleimainiyya (1554-1560), construcción sufí del famoso arquitecto del Imperio Otomano Sinán, hoy ocupada por tiendas de artesanía interesantes, primera parada a cambiar dinero en el Banco Comercial en Sharia Jaid al Sabri (el cambio estaba a 1 €= 64,13 SYP). En Damasco no hay demasiados sitios donde cambiar y escasean las casas de cambio. Por ahorrar tiempo y evitarse colas en bancos, tienen una casa de cambio (de las pocas que hay en Damasco) siguiendo la calle Sharia Al Jumhuriyya casi en la esquina con la Plaza de los Mártires.

 
 
Foto Zoco Al Hamidiyya

Autora: Marta Leonor Vidal García

Cruzando el Zoco Al Hamidiyya, parada obligada para tomar un helado con pistacho en la heladería "Bekdach", y llegamos de nuevo al templo de Júpiter, donde se erigía la puerta occidental del templo romano.

 
 
Foto: Templo de Júpiter

Autora: Marta Leonor Vidal García

Enfrente, la Mezquita Omeya (entrada 50 SYP), tan impresionante como siempre. Construida en el siglo VIII (705) por el Califa Omeya Al Walid ben Abdul Malek, es uno de los lugares santos del Islam, que alberga también el mausoleo de Saladino, incluido en el precio de la entrada. Tiene cuatro puertas (Al-Barid, Al-Noufara, Al-Sagha y Al-Amara), tres minaretes (el del este llamado “minarete de Jesús” marca el lugar donde el Mesías volverá a la tierra el día del juicio final; el del suroeste Al Gharbiyya, de estilo otomano, el más vistoso y al norte el llamado "minarete de la novia") y cuatro salas, Ani Baker, Omar, Othman y Al Hussein, la tumba donde se guarda la reliquia de la cabeza de Hussein, hijo de Alí y nieto de Mahoma asesinado por los Omeyas en Kerbala, un lugar de peregrinación para los shiíes.

 
 
Foto: Cúpula del Águila (Mezquita Omeya)

Autora: Marta Leonor Vidal García

El inmenso patio de 122 metros de largo, cubierto de lozas que pertenecieron a un monumento romano, ofrece decoraciones impresionantes y tiene cuatro cúpulas, Al-Mal, Al-Sa’at, y una tercera sobre la fuente central. Entre las decoraciones del patio destaca la del Tesoro, una construcción sobre columnas que se utilizaba para almacenar el oro del Estado.

 
 
Foto: El Tesoro (Mezquita Omeya)

Autora: Marta Leonor Vidal García

La gran sala de oración de la mezquita alberga supuestamente la reliquia de la cabeza de Juan Bautista.

 
 
Foto: Mausoleo de San Juan Bautista

Autora: Marta Leonor Vidal García

Después salir de la Mezquita Omeya, un vistazo rápido a dos madrasas cercanas, Al –Adeliyya y Az-Zahariyya, la primera sin acceso por obras de restauración y la segunda ocupada actualmente por una biblioteca y con un vigilante muy “egipcio” (decidido a sacar “bakshish” hasta por asomar la nariz por la puerta) y seguimos por un callejón hacia la Mezquita shií de Sayyida Ruqayya, que no había podido ver en la anterior visita. Es una mezquita moderna, construida en los años 80 con capital iraní, lugar de peregrinación por albergar el mausoleo de una hija de Hussein y nieta de Mahoma. Es un lugar interesante para observar el ambiente y esa decoración con excesos de brillos y espejos que tanto le gusta a los shiíes.

 
 
Foto: Mezquita de Sayyida Ruqayya

Autora: Marta Leonor Vidal García

Luego bajamos a la calle Recta, "Madhat Basha", en su origen el decumano de la Damasco romana que históricamente dividió la Ciudad Vieja de Este a Oeste, a re-visitar algunas de las mansiones antiguas que se pueden encontrar en sus callejuelas colindantes y que ya me conozco sin pérdida. En ninguna de ellas se paga entrada.

Empezamos por Beit As- Sibai y Beit Nizam. Tienen que buscar en la Calle Recta un minarete cuadrado a rayas blancas y negras y bajar por esa calle llamada Sharia Nasif Basha. Siguiendo recto hacia abajo en la acera de la izquierda encontramos Beit Nizam una mansión del s. XVIII con dos grandes patios, que albergó el Consulado francés.

 
 
Foto: Beit Nizam

Autora: Marta Leonor Vidal García

Volvemos sobre nuestros pasos y tomamos la callejuela de la izquierda, Sharia al-Qabbani y luego a la derecha y encontramos Beit As Sibai, una mansión del s. XVIII que fue la residencia del embajador alemán.

 
 
Foto: Beit As Sibai

Autora: Marta Leonor Vidal García

La ultima mansión visitada fue Beit Al Aqqad, actual sede del Instituto Danés. Tienen que buscar el Khan Suleiman Pasha en la Calle Recta y entrar por la callejuela que hay a su lado, doblar a la derecha la callecita y ahí tienen la casa. Hay que tocar a la puerta.

Esta casa tiene bastante historia. Parece que se construyó a finales del s. XV un palacio mameluco sobre las ruinas de el antiguo Gran Teatro de Herodes el Grande del s. I de nuestra era, mencionado por Flavio Josefo, para posteriormente ser remodelada en el s. XVIII.

Es la más restaurada de las mansiones antiguas de Damasco, con un Qa’a (salón de recepción) de invierno muy bonito, y su elaborada fachada exterior en el patio decorada con incrustaciones de piedra, también de finales del s. XV.



Foto: Fachada del Qa’a (Beit Al Aqqad)

Autora: Marta Leonor Vidal García

La casa refleja en el iwan y en el Qa’a (salón de recepción) algunas huellas de la arquitectura mameluca de la época del Sultán Qaitbay (s. XV).

 
 
Foto: Qa’a de invierno (Beit Al Aqqad)

Autora: Marta Leonor Vidal García

En la 2ª mitad del XVIII se restauró el Qa’a y se decoraron varias habitaciones en madera policromada en techos y paredes, con un estilo muy similar al del Palacio Azem, muy al gusto de las familias ricas de Damasco en la 2ª mitad del XVIII.

 
 
Foto: Dependencia del Palacio Azem

Autora: Marta Leonor Vidal García

Termina la jornada con la visitas al Palacio Azem (entrada 150 SYP), un precioso ejemplo de arquitectura árabe-otomana del siglo XVIII, que fue residencia del gobernador de Damasco y hoy es un museo que muestra en las habitaciones la vida cotidiana de la época.

 
 
Foto: Palacio Azem

Autora: Marta Leonor Vidal García

Finalizadas las visitas, tiempo para unas cuantas compras: jabón de aceite de oliva y laurel, pastillas de ámbar para perfumar armarios, especias (cardamomo, curry y azafrán iraní -a 500 SYP 2 gramos-), bombones en la famosa bombonería El Grahoui (1000 SYP los 500 grs.), unos dulces baghlava de pistacho (700 SYP) en una tienda cercana a la Mezquita Sayyida Ruqayya (Klaseh) y finalizadas las compras, parada para un bocadillo de shwarma en la calle del Café Al Nawfara, un té y una shisha en el café y algunas compras imprevistas de joyería en plata en una tienda del Barrio Cristiano (AMBER, Ahmad Samad, kaymarieh.shop nº 82) para llegar atravesando al trote el zoco Al Hamidiya a las 16.00 al monumento a Saladino donde ya salíamos hacia Beirut.



Foto: Monumento a Saladino en La Ciudadela

Autora: Marta Leonor Vidal García

Ocho días después, a la vuelta de Líbano, mis últimas horas nocturnas en Damasco, antes de salir de madrugada al aeropuerto, fueron para pasear de nuevo por los alrededores de la Mezquita Omeya y el barrio cristiano, vivir un rato el animado ambiente nocturno de Damasco y concertar con la ciudad (inshallah) una cita pendiente donde espero poder disfrutar de una estancia de 7 u 8 días para recorrer intensamente todos sus rincones.





Foto: Café Al Nawfara

Autora: Marta Leonor Vidal García

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